El ojo humano es capaz de detectar entre 2000 y 3000 estrellas en la bóveda celeste. Pertenecen a nuestras estrellas vecinas más cercanas, todas de la Vía Láctea, y desde siempre han despertado el interés y la curiosidad del ser humano. Las hemos imaginado agrupadas de muchas formas y hemos inventado multitud de historias relacionadas con ellas. Aparecen en la mitología y la religión de cada cultura y de cada civilización desde el principio de los tiempos. También por su puesto en nuestra cultura occidental tecno-científica. Los astrofísicos llamamos a esas agrupaciones de estrellas asterismos, aunque coloquialmente se denominan constelaciones. Sin embargo para nosotros, astrofísicos y astrofísicas en ciernes, una constelación indicará una región del cielo, un área de la esfera celeste determinada (esto es bastante habitual, la terminología científica y el uso habitual y coloquial del lenguaje no siempre coinciden).

La Unión Astronómica Internacional (IAU) divide la esfera celeste en 88 constelaciones perfectamente delimitadas, de manera que cualquier lugar de la esfera pertenece a una de estas constelaciones. Los nombres de la mayoría de las constelaciones del hemisferio norte son de origen griego, mientras que las del hemisferio sur corresponden a los nombres que les asignaron los exploradores europeos del siglo XVII.


Para profundizar sobre las constelaciones y descubrir el cielo nocturno explora estos enlaces:
Fuente: LCO, Las Cumbres Observatory.