La luz tiene una doble naturaleza. Su propagación, que pone de manifiesto fenómenos de interferencia y difracción, apunta a un comportamiento ondulatorio análogo al sonido u otras ondas materiales. Sin embargo, la interacción de la luz con la materia, es decir su emisión y su absorción, apuntan a una naturaleza corpuscular, como puso de manifiesto Einstein con su célebre interpretación del Efecto Fotoeléctrico. Partículas sin masa, cuantos de energía, que llamamos fotones y que se propagan a unos 300000 Km/s en el vacío. Dichos fotones, son como paquetitos de energía cuya magnitud depende de su frecuencia y de su longitud de onda, una extensión de la idea de Planck acerca de la emisión térmica de la materia y su carácter discreto, es decir de la cuantización de la energía.