Cuando esta mañana sonó tu despertador, seguro que tras levantar la cabeza de la almohada viscoelástica, miraste la hora en la pantalla de cristal líquido y, aún a oscuras, apartaste la sábana de fibras textiles, te sentaste en el colchón de gomaespuma y te calzaste zapatillas de fibra con suela de caucho. Pisaste gres cerámico en la cocina y pulsaste el interruptor de plástico para que la energía eléctrica recorriera los cables de cobre hasta el tubo fluorescente y se encendiera la luz de plasma. Abrirías el grifo de acero cromado y llenarías la cafetera de aluminio con agua clorada y tratada. Con una cucharita de acero inoxidable sacarías el café de su envase de polímero metalizado, lo echarías en el pocillo y roscarías la cafetera hasta ajustar bien la junta de caucho, poniéndola luego a calentar en la vitrocerámica o en el fuego de gas. Del frigorífico (endriado por evaporación de un líquido), sacarías el pan de molde (tierno gracias a los emulgentes)…
Fuente: Clickmica