El día que descubrieron que llovía plástico

Ya hace tiempo que se tiene conocimiento de que los microplásticos se acumulan en aguas residuales, ríos y en última instancia, en los océanos de todo el mundo. No obstante tal y demuestra el estudio llevado a cabo por Janice Brahney de la Universidad Estatal de Utah, también se acumulan en la atmósfera. Los resultados de la investigación aparecen publicados en la revista Science bajo el título Plastic rain in protected areas of the United States.


A partir de los datos de deposición atmosférica recolectados durante 14 meses, Brahney y su equipo identificaron muestras de microplásticos y otras partículas en 11 parques nacionales y áreas silvestres de los Estados Unidos.


Luego identificaron su composición para poder hallar las fuentes de emisión, rastrear su movimiento y ponderar sus consecuencias. “Confirmamos a través de 32 sondeos que aproximadamente el 4% de las partículas atmosféricas analizadas en estos lugares remotos eran polímeros sintéticos“, explica la autora. “Las tasas de deposición realmente nos sorprendieron”, añade.


El estudio encontró que las ciudades y los centros de población suponían las principales fuentes de plásticos cuyo trasporte y acumulación se producía fundamentalmente a través del agua. En contraste, la deposición en seco de plásticos se asoció con patrones atmosféricos a gran escala, lo que sugiere que los microplásticos son lo suficientemente pequeños como para ser arrastrados a la atmósfera para el transporte intercontinental.


La mayoría de los plásticos depositados en las muestras eran microfibras prodecentes tanto de ropa como de materiales industriales. Aproximadamente el 30% de las partículas eran microperlas de colores brillantes derivadas de pinturas o esmaltes industriales. Otras de las partículas halladas resultaron ser fragmentos de piezas de plástico más grandes de todo tipo.


Brahney señala del mismo modo que las partículas claras y blancas no se incluyeron en conteo porque no cumplían con los criterios metodológicos empleados por el equipo para su clasificación en el estudio, lo que sugiere que las estimaciones de las tasas de deposición de plástico estimadas en los conteos son bastante conservadoras, y por lo tanto, superiores a ese 4% neto.


La ubicuidad de los microplásticos en la atmósfera tiene consecuencias aún desconocidas para la salud, pero el tamaño observado en las partículas estudiadas indica que estas son susceptibles de acumularse en el tejido pulmonar.


“Esta ubicuidad de los microplásticos en la atmósfera y la posterior deposición en ambientes terrestres y acuáticos remotos generan preocupaciones ecológicas y sociales generalizadas a todos los niveles”, declara Brahney, quien concluye que “identificar los mecanismos de emisión y acumulación de plástico en la atmósfera es un primer paso clave en el desarrollo de soluciones a escala global”.


Fuente: National Geographic