Cambio climático, una bomba de relojería para las alergias

ConCiencia2, S.O.SteniblePorConciencia220 mayo 202222 mayo 2022Alergias, Contaminación atmosférica, Efectos cambio climático

Un aliso italiano desprendiendo polen. La temporada de alergias ya se ha alargado debido al cambio climático, y los afectados pueden esperar que su duración se duplique para finales de siglo, según los científicos.


Para 2100, la cantidad de polen producida durante la temporada de floración podría aumentar en un 40%, según una nueva investigación publicada en Nature Communications, lo que plantea la necesidad urgente de comprender mejor los factores que impulsan ese aumento. Aunque la sequía y el calor dañan los bosques y las praderas, algunas hierbas, malezas y árboles que producen polen alergénico prosperan con el aumento tanto de las temperaturas como de las concentraciones de dióxido de carbono, creciendo y produciendo más hojas.


Trabajos anteriores que examinaban las tendencias históricas estiman que, por término medio, la estación del polen en Norteamérica llega 20 días antes y dura ocho días más, y libera un 20 por ciento más de polen en el aire que hace 30 años.


La nueva investigación amplía este panorama hasta finales de siglo, atribuyendo un aumento del 40 por ciento del polen producido a una estación polínica que comenzará hasta 40 días antes y se extenderá 19 días más.


En España, la falta de precipitaciones y la contaminación ya ha provocado un invierno más duro de lo habitual para los alérgicos, con síntomas más intensos e índices de polinosis cuya concentración, en febrero de 2022, se ha cuadruplicado en la Comunidad de Madrid. De igual manera que sucede en Estados Unidos, la estación polínica en España también se ha adelantado.


Impacto del polen en la salud

La Organización Mundial de la Salud estima que para 2050 la mitad de la población del planeta será víctima de al menos un trastorno alérgico. En la actualidad, las alergias afectan a entre el 10% y el 30% de los adultos y hasta el 40% de los niños. Este aumento se debe no sólo al incremento de las concentraciones de polen, sino también a las múltiples formas en que las sustancias químicas de los contaminantes interactúan con el polen.


Los contaminantes destruyen las paredes celulares del polen, “rompiendo los granos de polen relativamente grandes en partículas submicrónicas que pueden penetrar más profundamente en los pulmones y son más peligrosas para los pacientes”, afirma Isabella Annesi-Maesano, epidemióloga medioambiental de la Universidad de Montpellier (Francia).


Y los contaminantes pueden hacer que el propio polen sea más capaz de provocar una reacción alérgica. Los estudios realizados en el laboratorio demuestran que un aumento del dióxido de carbono atmosférico hace que el polen contenga más proteínas alergénicas, que provocan la producción de anticuerpos responsables de los síntomas físicos de una reacción alérgica.


Fuente: National Geographic